A pesar de todos los recursos con los que contamos hoy en día pareciera que cada vez estamos más lejos los unos de los otros.
Y es que, en realidad, todos nos comunicamos, pero muy pocos somos capaces de establecer relaciones significativas y que realmente sean provechosas para ambas partes.
Tal y como dice John Maxwell en su libro, “todos nos comunicamos pero pocos están conectados’ lo importante es ‘concentrarnos en los demás, ayudarlos y sonreír”.
Para conectarte, debes comunicarte
¿Cómo saber que nos hemos conectado realmente con los demás? Porque los demás hablan favorablemente de nosotros; estrechan lazos emocionales con nosotros; confían en nosotros; y, nos transmiten una energía positiva, aparte de disfrutar de nuestra compañía.
Conectarse realmente con los demás es muy provechoso. Las personas que se conectan calurosamente encaran menos conflictos y disfrutan más de las relaciones. Sin embargo, el establecimiento de este tipo de lazos con los demás supone superar la barrera de señales y mensajes con los que nos bombardean a diario. Esto significa volvernos unos Verdaderos comunicadores, habilidad que podemos aprender por nosotros mismos.
Las conexiones cordiales dependen de reconocer los valores de los demás. Debemos dejar de concentrarnos en nosotros mismos y empezar a centrarnos en los demás. La idea es dejar el ego a un lado y aprender a trabajar con los demás. Para conectarnos con otras personas, debemos hablarles y centrar la conversación no en nuestros problemas sino en los problemas de los demás.
Debemos tratar de desarrollar relaciones cara a cara, que es como ocurre el 90% del proceso de conexión. Debemos perfeccionar nuestras habilidades en esta área. Luego, debemos aprender a conectarnos con los miembros de diversos grupos y, finalmente, con una audiencia. Esto no es fácil, pero es esencial.
Te comparto algunas preguntas que se hacen las personas antes de establecer una relación contigo:
- ¿Te preocupas por mí?:debemos demostrar que realmente nos preocupamos por los demás. Debemos dejar de ocuparnos de nuestras necesidades y prestarle atención a las de los demás.
- ¿Me puedes ayudar?:los mejores agentes de ventas siguen esta máxima al pie de la letra: “A nadie le gusta que le vendan nada, pero todo el mundo necesita ayuda”. En vez de buscar gente que nos ayude, es mejor empezar por ayudar a los demás.
- ¿Puedo confiar en ti?:el amor es vital, pero la confianza es aún más importante. Nunca nos lograremos conectar con nadie si no somos de confianza.
A los demás no les interesa nuestra agenda sino que los ayudemos con sus agendas. Para lograr que los demás se pongan de nuestro lado, debemos ponernos primero de su lado.
Conectarse es muy sencillo si lo hacemos de una manera genuina y verdadera. Es más importante lo que hagamos que lo que digamos. De hecho, las palabras suelen tener poca importancia a la hora de conectarse. La impresión que demos dependerá más de cuánto revelemos de nosotros mismos. El proceso de conexión tiene cuatro componentes:
- Lo que ven los demás: conexión visual: es más importante nuestra apariencia que lo que decimos. Debemos vestirnos bien, arreglarnos, sonreír y expresarnos agradablemente, pararnos derecho y movernos con energía.
- Lo que la gente entiende: conexión intelectual:para conectarnos con los demás, debemos relatar experiencias auténticas que puedan compartir, sentir y respetar. Cuando nos encontramos a nosotros mismos, encontramos nuestro público.
- Lo que siente la gente: conexión emocional: la actitud hace que algunas personas sean más carismáticas que otras. Si somos cuidadosos y confiados, la gente se nos acercará.
- Lo que oye la gente: conexión verbal: debemos usar palabra positivas y usarlas bien.
Gastar energía para conectarse
Debemos emplear mucha energía para conectarnos con los demás. Si esperamos que los demás se muevan primero, nos quedaremos solos. En vez de esperar que surja la situación perfecta para iniciar una relación, debemos aprovechar el momento. Pero la idea no es caer de repente sino prepararnos primero. Debemos ser pacientes y dejar de lado el orgullo.
Debemos gastar nuestra energía en conocer gente; pero tampoco debemos abusar de nuestras energías. Cuando hablamos ante un público, mientras mayor sea este, mayor será la cantidad de energía que proyectar. Para comunicarnos con un grupo de personas, antes debemos aprender un poco sobre ellas.
Cuando nos reunamos con estas personas, debemos presentarnos a todo el mundo. Asimismo, debemos entender que el dueño de la reunión no somos nosotros sino el grupo. Independientemente de que estemos lidiando con una persona, un pequeño grupo o un gentío, siempre debemos mostrar aprecio por los demás. El servicio debe ser nuestra tarjeta de presentación.
Somos nuestro mensaje
Cuando comenzamos a crear una conexión con la gente, lo hacemos en persona o en un grupo. Nuestra manera de comunicarnos marca una gran diferencia. Una vez que nos conocen, la credibilidad se volverá el factor más vital para mantener los lazos.
Una vez que establecemos una conexión, debemos mantener nuestra credibilidad. Y esto sólo lo podemos lograr si nos conectamos con nosotros mismos, si aprendemos a confiar en nosotros mismos y si nos preocupamos por nosotros mismos. Si no nos queremos a nosotros mismos, lo más seguro es que no les gustemos a los demás. Debemos responsabilizarnos de nuestras acciones.
Siempre debemos vivir de acuerdo con lo que decimos.
Si aprendes a adaptar estos estilos de comunicación a tus necesidades y entiendes cómo se comportan, tendrás menos dolores de cabeza con esta área. Y tus empleados darán mejores resultados.